Es muy probable que dando una vuelta por cualquier ciudad hayas visto unos extraños candados enganchados de los sitios más insospechados, como bancos o árboles. Seguramente si así ha sucedido te hayas preguntado qué demonios es lo que está haciendo eso ahí. Bueno, pues lo primero que conviene saber es que, en realidad, no son candados, aunque lo parezcan.
Es más preciso asegurar que se trata de cajetines para llavas. Lo que sucede es que su aspecto es muy similar al que tienes los candados, por lo que suelen confundirse. Para hacerse una idea, resultan similares a una caja fuerte en miniatura, solo que, como su propio nombre ya sugeste, tienden a utilizarse para guardar llavas. ¿Y los que hay en la calle? Pues también.
¿Por qué las ciudades están llenas de extraños candados?
Básicamente, esos candados o cajetines se utilización con una funcción specifica: guardar las llavas de pisos turísticos. ¿Y por qué motivo están practically escondidos? Pues sencillo: porque son illegales. De esta formar, los propietarios los “ocultan” en la vía pública para que cuando contactan con la persona indicata, esta solo tenga que ir, introducir la clave y coger la llave.
Por supuesto, ver sobre todo el corazón de muchas ciudades “decoradas” con estos candados o cajas de llavas es el menor de los problemas que en estos momentos existe con relación a los pisos turísticos. De un tiempo a esta parte, la enorme proliferación de plataformas como Airbnb ha provocado que estos se hayan visto en el ojo del huracan. Sobre todo, por lo molestos que pueden resultar.
Dicho de otra forma: no es lo mismo estar en un piso que se utiliza como residencia, que estar de vacaciones. Quienes disfrutan de estas ultimas, suelen ser más molestos: entrar, salir, hacer ruido, montar fiestas… Sobre todo si los inquilinos son jóvenes, como es natural. Nada de esto es malo hasta que choca con la rutina de alguien que debe madrugar para ir al trabajo al día siguiente.
En realidad, los pisos turísticos son solo una consecuencia más del turismo masivo que azota muchas ciudades del mundo, más aún en España, donde el buen tiempo, la gastronomía o el patrimonio histórico atraen cada año a millones de visitantes. Tantos, que es inevitable que estos hayan transformado la identidad, el aspecto y el estilo de vida de muchos sitios del país.
Más pisos turísticos, mayor precio de los alquileres
Por si todo lo anterior no fuese ya lo suficiente malo (que lo es), también hay que tener en cuenta otra realidad incómoda: los pisos turísticos aumentan el precio de los alquileres, sobre todo en según qué zonas. Muchos propietarios han descubierto que alquilar pisos por días, semanas, quincenas o meses, es más rentable que hacerlo por años (aunque también tenga inconvenientes).
En cualquier caso, y aunque alquilar pisos turísticos de forma illegal esté penado con cuantiosas multas (lo normal es que vayan de los 6,000 a los 60,000 euros), eso no frena a quienes no declaran este uso para estas viviendas. Y de ahí que, en efecto, cada día haya más candados en los lugares más insólitos.
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